sábado, 6 de junio de 2009

Dédalo

Pasear por la Plaka no es muy diferente de cualquier otro paseo por una ciudad turística. Innumerables restaurantes y terrazas junto con tiendas llenas de recuerdos e inutilidades para el visitante. Una diferencia importante es que El Partenón está siempre a la vista al levantar la mirada, lo que resulta sobrecogedor. A mí me interesa más disfrutar con ese juego entre la lengua griega y nuestro idioma; al escuchar hablar a los griegos, sientes que puedes atrapar las palabras porque identificas las raíces, pero esa sensación se esfuma tan deprisa como llegó. Es fantástico que una plaza se llame "Plaza Sintagma" o que haya una "Iglesia de la Metamorfosis". Decididamente, el griego es más divertido que el latín. 

Aquella tarde me empeñé en buscar la plaza donde dicen que Diógenes buscaba con su farol a un hombre honesto. Diógenes el cínico, otra palabra griega para definir la desvergüenza en el mentir. Cenamos en una terraza salmonetes con ensalada, berenjenas fritas y dolmades con tzatziki mientras bebíamos vino de la isla de Santorini y escuchábamos a unos músicos tocar piezas supuestamente griegas pero en realidad, según Kostas, más bien de cine americano para que los turistas las reconozcan.

Fuimos caminando por pequeñas callejas buscando el arco de Adriano hasta que llegamos a la calle Dédalo. "Estamos en la calle Dédalo", dijo Luca. ¡Entonces seguro que estamos perdidos!", contestó Kostas. Y ambos empezaron a reir. ¿Captas la broma?